sábado, 21 de julio de 2007

La crítica aplaude a monólogo Lavoe contra Lavoe

El Espectador
Artes escénicas venezolanas /Informaciones y críticas /E.A. Moreno-Uribe

Thursday, November 24, 2005
Héctor Lavoe
Honrar honra y mucho más cuando se trata de héroes civiles como los artistas, intelectuales y científicos, que se quedan para siempre en la memoria de los pueblos, esos que estimulan a escritores y dramaturgos para que les escriban obras y los evoquen en sus momentos más cruciales. Es el caso de “El cantante de los cantantes”: Héctor Lavoe (Ponce, Puerto Rico, 30 de septiembre de 1946 -Nueva York, 29 de junio de 1993). Él encarnó la salsa de los años 70 como un fiel reflejo de la misma, con sus virtudes y vicios, fortunas y tristezas, amores y desamores. En el otoño de 1983 estrenó la canción que fue considerada un hit: “Juanito Alimaña”, escrita por Tite Curet Alonso, la cual fue recibida como una clara continuación de esa salsa dedicada al género de los antihéroes, de la misma estirpe del “Pedro Navaja”, de Rubén Blades. El 25 de junio de 1988, tras un fallido concierto, se lanzó desde una ventana del octavo piso, del Hotel Regency, en San Juan. Y su vida ya no fue la misma. Cinco años después moría en Nueva York- había sido bautizado como Héctor Pérez- a consecuencia del sida, al parecer contraído por su manifiesta adición a los sicotrópicos, contra lo cual también luchó infructuosamente. ¡Vivió y murió en su ley!
En octubre de 2001, en el Teatro Rodante Puertorriqueño de Nueva York, pudimos disfrutar del espectáculo ¿Quién mató a Héctor Lavoe?, drama con música y bailes salsosos, escrito y dirigido por el boricua Pablo Cabrera, cuyo protagonista era el excelente cantante salsero Domingo Quiñones, donde participaban tres profesionales venezolanos: los actores Marcelo y Yuri Rodríguez, y la conocida productora y buena amiga Elaisa Irizarry. La acción escénica se desarrollaba en dos actos o 16 escenas y tenía una duración de 90 minutos;transcurría durante un concierto del cantante en el club nocturno El Corso, templo de la música latina en Nueva York, a mediados de 1979. Mientras el vocalista Lavoe interpretaba sus más exitosas canciones, pasaban por su mente y se plasmaban en el escenario escenas del pasado, el presente y el futuro. Ese montaje duró varios meses en cartelera, gracias a la audiencia latina, y después hizo temporada en Puerto Rico.
Ahora, en Caracas, el venezolano Edgar Borges retomó la historia popular de Lavoe y elaboró un monólogo donde plantea los tormentos del famoso “cantante de los cantantes”. Se trata de Lavoe contra Lavoe , donde el actor y cantante venezolano Carlos Añez (42 años) interpreta al famoso salsero, bajo la dirección artística de Neiron Medina y con la producción compartida de José Hernández y Nathalie Riera. La obra se ubica en un apartamento imaginario que ocupa Lavoe. En el interior de la vivienda habitan dos personalidades: una angustia y un sueño, y un tormento y una esperanza, todo en un mismo cantante, quien desnuda todas esas sensaciones ante un espejo que servirá para enfrentarlo a sus vivencias y sobre todo a su público.El monólogo se transforma en un desesperado recital del personaje que interpreta temas como “El periódico de ayer”, “Mi gente”, “Todo tiene su final”, “Vamos a reír un poco”, “El Todopoderoso”, “El Cantante” y otras más. El epílogo es abrupto: el vocalista es amenazado por su empresario, quien no quiere que él cante ante el pueblo gratuitamente sino que lo haga en grandes escenarios,como el Madison Square Garden. El artista entra en crisis y cae.
Es sobria y respetuosa esa aproximación que hizo Borges sobre el artista. En su Lavoe contra Lavoe respeta la historia verdadera del personaje, lo muestra en su dimensión humana sometido a la explotación del show bussiness y derruido por sus problemas personales insoslayables, como el alcoholismo y las drogas, al mismo tiempo que permite una impactante performance del actor Carlos Añez, a quien nunca habíamos visto en un rol de tales proporciones y menos como un cantante aplomado.
Es notable en Lavoe contra Lavoe como éste atrapa a la audiencia y hace incluso que los espectadores coreen las canciones y hasta amaguen unos cuantos pasitos salsosos. Es,pues, teatro popular y del bueno.Hay que reseñar además que en la función del sábado 19 de noviembre, en la Sala Juana Sujo de la Casa del Artista, estaba presente el célebre Domingo Quiñones, quien al final manifestó su interés por el monólogo y una especial satisfacción por haber visto al actor y cantante Añez en una sentida exhibición.

Posted by E. A. Moreno-Uribe at 2:28 AM

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