sábado, 21 de julio de 2007

‘Delirante’ el ‘Lavoe’ de Borges

San Juan, Puerto Rico :: sábado, 21 de julio de 2007
‘Delirante’ el ‘Lavoe’ de Borges

Por Miguel López Ortiz
Fundación Nacional para la Cultura Popular


El monólogo de Edgar Borges “Lavoe contra Lavoe: La tragedia del cantante” ha sido editado en Venezuela por la editorial Comala.com.

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La figura de Héctor Lavoe (1946-1993) se acrecenta día a día en la veneración de los salsómanos latinoamericanos. Por ejemplo, hace tres años, en Puerto Callao, Perú, se inauguró el Paseo de los Salseros con la develación de una estatua que perpetúa su recuerdo. En Colombia, varias audiciones radiales diarias son dedicadas a difundir exclusivamente sus grabaciones. Y, tanto en Nueva York, como en su natal Puerto Rico, su leyenda ha motivado los montajes de la obra teatral “¿Quién mató a Héctor Lavoe?” (original de Pablo Cabrera 1999-2001 y, nuevamente en San Juan, 2005) y, a últimas fechas, las producciones de las películas “El cantante” – dirigida por León Ichaso, con Marc Anthony y Jennifer López como protagonistas – y “The Singer: The Untold Story of Héctor Lavoe”, dirigida por Anthony Felton (también ponceño, a pesar de su agringado nombre), con Raúl Carbonell, hijo, y la mexicana Patricia Manterola en los papeles estelares.

Venezuela tampoco podía quedarse rezagada en la gestión de mantener latente la imagen y legado del llamado «Cantante de los Cantantes» y «El Rey de la Puntualidad». Este último calificativo, impregnado de ironía, pues Héctor era notorio por sus excesivas demoras para llegar a cumplir sus compromisos, hecho que, con gran dosis de sorna, él intentaba justificar afirmando que “no es que yo llegue tarde, es que mi gente llega muy temprano”.

El actor Carlos Añez protagoniza este monólogo
en Caracas desde el 24 de noviembre de 2005 -

Detalles como éste y evocaciones de anécdotas que, de cierta manera, colaboraron a granjearle su condición de personaje irrepetible, fueron abordadas por el periodista y escritor venezolano Edgar Borges en su monólogo “Lavoe contra Lavoe: la tragedia del cantante”, publicado por la Editorial Comala.Com, de Caracas, en marzo de este año, luego de que fuera exitosamente estrenado por el cantante y actor Carlos Añez en la Sala Juana Sujo, de la Casa del Artista, en la capital venezolana, bajo la dirección de Neiron Medina, a partir del 24 de noviembre de 2005. Ante su éxito, productores de otras ciudades de la Patria de Bolívar, así como de Perú y Nueva York, se interesarían en llevar este montaje a sus respectivas plazas.

“Lavoe contra Lavoe: la tragedia del cantante” se desarrolla en la soledad del modesto y poco iluminado apartamento que este artista habitaba en el condado neoyorquino de Bronx. Presenta a Héctor, ya en las postrimerías de su existencia, bastante minado por el alcohol – específicamente, el whiskey – y la cocaína. También mareado por las adulaciones en el sentido de que pertenecía a un pueblo que todo se lo consentía.

En su delirio, creyendo que se encuentra en algún escenario, siente el resplandor de las luces, escucha aplausos y cuando arranca una orquesta, seguramente las Estrellas de Fania, a juzgar por los comentarios que le dirige a su imaginario director: “¿Ya llegaste, Pacheco?”, “¡Oye, Pacheco, se te olvidó decir que yo soy el único hombre que respira debajo del agua!”, “Oye, Pacheco, ¿qué te hiciste, hermanito?”

En su delirio, reconoce haberle hecho la vida difícil a Willie Colón -

En otros momentos, delira aduciendo que la banda que escucha es la propia: “¿Qué te hiciste, Mangual?”, “¿Y dónde se metió Yomo?”, “¿Y el Profesor Joe Torres?”, “¿Y Milton?” Pero, su locura también da cabida a un instante de reflexión: “¡Willie Colón! ¡Cuánto me aguantó Willie Colón! ¡Cuánto te agradezco y cuántas disculpas tengo que pedirte, Willie…! Willie hizo todo lo posible por ayudarme. Él cargó con mis problemas como si fuera mi hermano”.

No obstante, el climax de la pieza recae en la discusión que mantiene con su representante, «Mister Taquilla» (entiéndase, Héctor Maisonave), quien le recrimina sus desplantes y tardanzas y que, en este momento, esté ofreciendo su talento gratis a quienes lo siguen. “¿Qué haces ahí, Héctor, cantándole gratis a la gente como si tu voz estuviera en oferta? ¿Es que acaso se te olvidó, brother, que firmaste un contrato conmigo?”

A lo largo de este delirio, por la memoria errática de Héctor desfilan su adorada «Puchi», su padre, sus hermanas, Jerry Masucci, Ismael Miranda y otros personajes que marcaron su vida. Su final es muy emotivo.

Seguramente, aquellos que lean este libro posiblemente lo consideren muy corto para llevarlo a escena. Sin embargo, es preciso considerar que a la producción se le intercala música y otros elementos que la hacen más extensa. No todo se circunscribe a la palabra. Y, en este aspecto, juega un papel determinante la intensidad que el actor sea capaz de impartirle a su interpretación. A juzgar por el éxito que este montaje ha logrado en Venezuela, es obvio que Carlos Añez cumple a cabalidad con este cometido.

Información adicional en la entrevista al autor Edgar Borges del 25 de marzo de 2006:
http://www.prpop.org/noticias/mar06/edgar_borges_mar25.shtml

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